Estuve llena de tabúes sexuales hasta que descubrí que mi piel es el principal órgano de conexión con el placer en mi cuerpo. Ese descubrimiento me llevó a romper con todos los mitos con los que había sido formada como mujer, y decidí dedicarme a organizar reuniones de tupper-sex. Mi eslogan era: “Para mejorar la calidad del sexo de las argentinas”.
Hoy en día, mi gran placer es acompañar a las mujeres en su despertar a una sexualidad placentera, eliminando mitos, tabúes y creencias heredadas. Enseñar e incentivar el uso de la energía sexual femenina para transformarla en energía vitalidad es mi misión.
Durante 38 años viví mi vida cumpliendo con todas las expectativas sociales para ser reconocida como una “mujer exitosa”: ser una buena hija, madre, esposa y profesional. Era una persona sumamente racional. Sin embargo, me había olvidado de ser mujer, de priorizarme, de nutrirme y disfrutarme.
Cuando escuché la pregunta: “Y vos, Marisa, ¿qué deseas?”, mi cuerpo se estremeció al darme cuenta de que había pasado años sin hacerme esa pregunta. La respuesta me asustó mucho, ya que significaba “poner mi vida perfecta de cabeza”. A pesar del miedo, tomé decisiones basadas en mi respuesta y ese fue el punto de partida para iniciar mi camino de reconexión con mi ser, la sabiduría de mi cuerpo, la relación profunda con mi naturaleza femenina, la complicidad con otras mujeres y el reencuentro con mi niña interior.