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Desarmar corazas: lo que nos perdemos por protegernos

La decisión de no hacer nada con nuestros miedos también es una acción.
Una que, muchas veces, nos lleva a construir corazas.

Corazas que nos protegen, sí… pero que también nos endurecen.
Corazas tras las cuales escondemos nuestras dudas, frustraciones, flaquezas, dolores.
Corazas que nos desconectan de lo que somos, de lo que sentimos, de lo que verdaderamente deseamos.

Y todo eso, ¿por qué?
Por una idea equivocada de preservarnos.
Como si protegernos fuera más importante que vivirnos completas.

Desde ese lugar, la mente se impone.
Le damos cada vez más poder, como si fuera la única capaz de decidir.
Como si ella supiera lo que conviene… pero no lo que nos expande.

Nos volvemos expertas en sostener lo insostenible.
En endurecernos para resistir, aunque por dentro lo que más necesitamos sea ablandarnos.
Nos volvemos eficientes, funcionales, pero desconectadas del gozo, del deseo, del cuerpo.

Hasta que un día, algo cambia.
Y vemos la coraza.
Ya no afuera, sino adentro.

Y ahí empieza todo.

Porque desarmar una coraza no siempre es un acto de fuerza.
Muchas veces es un acto de ternura.
Una mano que se apoya.
Una pregunta que incomoda.
Un suspiro que se escucha.

Desarmar corazas es volver a elegirnos, aunque nos tiemblen las piernas.
Es decirle que sí a lo que deseamos, incluso si aún no sabemos cómo.


La más fuerte fue animarme a hablar de lo que nunca se hablaba.
Del cuerpo. Del deseo. Del placer.
Esa coraza la había construido con vergüenza, con culpa, con silencios heredados.
Y el día que empecé a romperla —aunque fue de a pedacitos—, algo se abrió.
La piel empezó a hablar.
El cuerpo empezó a sentir.
Y mi vida empezó, realmente, a florecer.

Tal vez no se trata de desarmar todo hoy.
Tal vez, se trata de ver una sola coraza… y dar el primer paso hacia ella.


¿Estás lista para mirar tus propias corazas?

Este es el tipo de camino que acompaño en cada espacio que creo:
un viaje hacia el autoconocimiento femenino, el deseo consciente, y la sanación emocional a través del cuerpo.

Muy pronto voy a abrir un espacio especial para mujeres que desean vivir su plenitud desde un lugar auténtico y profundo.
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